Ser cristiano, es una expresión que determina la manera de ser y de vivir de quien profesa su fe en Jesucristo.
Es una realidad de conversión que coloca al creyente en una nueva situación de su existencia, cambiando costumbres, modos de vivir y maneras de juzgar la realidad para revertirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad.
Como lo dice Efesios 4,24 “y se revisten del hombre nuevo creado a imagen de Dios, para llevar una vida verdaderamente recta y santa”.
El amor es paciente; el amor es bondadoso; el amor no es envidioso ni jactancioso ni arrogante ni grosero. No insiste en su propio camino; no es irritable ni resentido; no se alegra del mal, sino que se alegra de la verdad. Todo lo soporta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.