No darás falso testimonio contra tu prójimo, ni mentirás
Ser cristiano, es una expresión que determina la manera de ser y de vivir de quien profesa su fe en Jesucristo.
Es una realidad de conversión que coloca al creyente en una nueva situación de su existencia, cambiando costumbres, modos de vivir y maneras de juzgar la realidad para revertirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad.
Como lo dice Efesios 4,24 “y se revisten del hombre nuevo creado a imagen de Dios, para llevar una vida verdaderamente recta y santa”.
El amor es paciente; el amor es bondadoso; el amor no es envidioso ni jactancioso ni arrogante ni grosero. No insiste en su propio camino; no es irritable ni resentido; no se alegra del mal, sino que se alegra de la verdad. Todo lo soporta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
No sirve llamarte agente de pastoral, o decir del grupo, movimiento al que perteneces si no eres primero de Cristo y para serlo hay que seguirlo, aprender de él y practicar sus enseñanzas, la más importante amarnos.
Queridos hermanos y hermanas, Cristo no está dividido, no podemos distinguirnos en grupos, no es uno mejor que otro, todos estamos en el servicio y lo debemos hacer por amor.
El llamado de amor incluye a los sacerdotes y respetarlos nos lleva a una vida llena de paz y tranquilidad.
No concibo como se puede llegar hacer tal cosa, mentir, dar falso testimonio.
Hablar de lo que pasa en la iglesia de Cristo con el objetivo de desprestigiar no es otra cosa que obra del maligno.
Ya lo dijo Cristo que los poderes del infierno no podrán vencerla.
“Yo te digo: tú eres Pedro, y sobre ésta piedra edificaré mi iglesia, y le poder de la muerte no podrá con ella”.
(Mateo 1618).
El Obispo de Colima, Mons. Gerardo Díaz Vázquez dijo que cuando te toca el Espíritu Santo se nota con un signo, vive el mandamiento del amor, hace el bien a sus hermanos y enfatizó que nosotros podemos distinguir quién ha sido tocado por Dios, así como quien fue a recibir la confirmación y no pasó nada en su vida.
“El que es tocado por la fuerza del Espíritu vive la ley nueva del amor, hace el bien a sus hermanos, por eso un creyente nunca es partidario del maligno, ¡nunca!, un creyente no va hacerle mal a su hermano ¡nunca!, porque el mandato nuevo es aménse los unos a los otros como yo los he amado, a esto estamos llamados todos nosotros, todos los bautizados, todos los que creemos en Cristo, todos los que seguimos a Cristo” expresó en su homilía el Obispo de Colima.
Que nos pase como a Pedro, que si negamos a Jesús, lloremos, nos acerquemos, pero que no nos pase como a Judas, que traicionó.
En los tiempos actuales, ser cristiano católico es tan relativo que cualquiera se puede colgar el título sin importar que su manera de vivir sea contraria a la doctrina de Jesucristo.
Hoy existen sociedades que se identifican como cristianas pero que aprueban la despenalización del aborto y la eutanasia, aceptan la ideología de genero y todo aquello que es contrario a la dignidad del ser humano.
Supuestos cristianos que atacan la iglesia, a través de sus sacerdotes, que los calumnian y ponen en tela de juicio su honorabilidad, su decencia, su consagración a Dios.
Supuestos cristianos diluyen la exigencia del Evangelio y las sanas costumbres. Aún afirmando ser católicos, mientras simpatizan con corrientes políticas o de pensamiento que rechazan los valores fundamentales del cristianismo.
Es vergonzoso que servidores conviertan su vida cristiana en llevar y traer, incluso “chismes”.
Es tiempo de llevar una vida honesta y conforme a la verdad, rechazar todo lo opuesto al Evangelio.
Exodo 20,16 nos invita a no mentir, no calumniar ni difamar “”no darás falso testimonio contra tu prójimo”.
Estemos conscientes que sólo adheridos fielmente a Jesucristo y viviendo con radicalidad su enseñanza seremos cristianos y podremos iluminar al mundo, cambiando la historia trágica que la humanidad vive por cerrar las puertas a su Salvador.
En Tecomán queremos vivir en paz, el ataque mediático hacía los miembros de la iglesia, insisto, es obra del maligno, no participemos de su malvado plan.
¡Buen día y gracias por leerme!
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