CONOCIENDO LA HISTORIA CON EL EX ALCALDE DE TECOMAN OSCAR ARMANDO AVALOS VERDUGO
La Virgen de la Candelaria o Nuestra Señora de Candelaria es una advocación mariana de la religión católica que tiene su origen en Tenerife, España.
Su etimología deriva de candelero o candela que se refiere a la luz: la luz santa que guía hacia el buen camino y la redención y aviva la fe en Dios.
Su festividad se celebra, según el calendario litúrgico, el 2 de febrero, y en ella se recuerda la presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén después de su nacimiento y la purificación de María.
La Virgen de la Candelaria es, en su lugar de origen, la patrona de las Islas Canarias y se la clasifica como una Virgen negra.
Su devoción tiene mucho arraigo en otras partes de España, y en países como Bolivia, Colombia, Cuba, México, Perú, Venezuela y otros. Asimismo, su patronazgo se extiende a varias ciudades y países de América y de otros continentes.
Esto ha hecho que la Virgen de la Candelaria sea la segunda advocación mariana más extendida en el continente americano, tras la Virgen de Guadalupe, patrona de México.
Al mismo tiempo, fue una de las primeras advocaciones introducidas en América por los conquistadores españoles, de hecho, se sabe que ya Hernán Cortés llevaba al cuello una medallita de la Virgen de la Candelaria cuando llegó a México.
La fiesta de la presentación, en recuerdo del pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén lo leemos en el evangelio de Lucas, (Lc 2;22-39) y la purificación de la Virgen María después del parto, para cumplir la prescripción de la Ley del Antiguo Testamento (Lev 12;1-8).
NUESTRA VIRGEN EN TECOMAN
En Tecomán, se tiene como patrona del lugar a la Virgen de La Candelaria. Desde 1876 existe la tradición de sacar a la imagen en andas, que 80 o más personas cargan en hombros, por turnos, para recorrer las avenidas aledañas al Santuario Mariano Diocesano así declarado oficialmente al Templo de Santiago por el nuncio apostólico de la Santa Sede D. Jerónimo Prigione en su visita el 2 de febrero de 1989, misma fecha que coronó la Sagrada imagen en representación de su santidad Juan Pablo II.
La imagen de la Virgen de la Candelaria que actualmente se venera en el templo de Santo Santiago de Tecomán, en la Diócesis de Colima, se considera que fue traída por los misioneros españoles que llegaron con los conquistadores a posesionarse del pueblo indígena de Caxitlán, que era la capital del antiguo señorío de Colimán, una vez que derrotaron a sus valientes guerreros encabezados por el último tlatoani de Colimán.
Es opinión unánime que fue esculpida en España. Al establecerse los conquistadores en Caxitlán y al afianzar la fe del catolicismo, la imagen de la Virgen fue venerada como la patrona de Caxitlán.
Sin embargo, después de la conquista, se pierde mucho rastro histórico de la vida de San Francisco Caxitlán, que así fue nombrada por los conquistadores y es hasta 1763 cuando se tienen más claras noticias de esa población situada en las cercanías de lo que hoy es el poblado de Caleras. Al cambiar los españoles la capital del reino conquistado que fue la primera Villa de Colima a la población de Tuspa, hoy Colima, quedaron en la antigua sede muchos españoles que ya habían encauzado negocios, y para fines del siglo XVIII era un pueblo en el que se había desarrollado el mestizaje, perviviendo un alto porcentaje de indígenas. La fiesta de la Virgen de la Candelaria en Caxitlán seguía siendo, sin embargo, auspiciada por los españoles. Fue en los últimos años del siglo XVIII cuando principió la decadencia de Caxitlán.
En 1800 hubo un gran incendio que destruyó el templo y en 1820 el poblado fue asaltado y quemado por los insurgentes, acabando con lo que quedaba.
Al sobrevenir, en 1800, la virtual desaparición de Caxitlán, después de la destrucción del templo por el incendio, se cambió la cabecera parroquial, pasando de San Francisco de Caxitlán al templo de Santiago de Tecomán, poblado que vio incrementada su población en virtud de la emigración que se suscitó en la antigua cabecera y que favoreció tanto a Valenzuela como a Tecomán, donde era patrono Santo Santiago, en cuyo honor se llevaban a cabo fiestas anuales que tenían como característica ser festejos de indios.