viernes, 28 de octubre de 2022

Ejército Mexicano; antecedente del servicio de intendencia

Durante la prehistoria el hombre era un ser nómada (se transportaba de un lugar a otro de acuerdo con la temporada, con el fin de encontrar los artículos necesarios para su subsistencia, tales como: alimentos y agua), sin embargo, con el tiempo y el descubrimiento de la agricultura, el ser humano se volvió sedentario, siendo así como iniciaron las primeras civilizaciones y con esta la necesidad de defender a sus familias y a sus territorios. Por esta razón el ser humano se organizó en grupos y debido a su naturaleza entraban en combate cada cierto tiempo y así podía proteger o conseguir territorio para la caza o el pastoreo, de esta forma, se creó la necesidad de organizarse en sociedades más completas.
Es así como en los años 3,200 y hacia 2,500 a.C., aparecen los primeros ejércitos y con ellos, la necesidad de apoyarlos de forma incipiente, de esta manera el servicio de intendencia con otras denominaciones y variables características hace su aparición en la historia.
En el siglo IV a.C. Filipo II de Macedonia creó un gran ejército y su hijo, Alejandro Magno organizó por primera vez un sistema militar de suministros, siendo estas importantes contribuciones para una organización más dinámica de los ejércitos.
El «por qué» del servicio de intendencia sería muy fácil explicarlo, pero es necesario que el militar de la época actual conozca las experiencias y razones por las cuales este servicio fue introducido en los ejecitos y se ha desarrollado con el tiempo.
Una de las principales causas que originó que en la época actual sea indispensable el servicio de intendencia para las operaciones, fue la aparición de la táctica de tierra calcinada, utilizada por primera vez en el año de 1810 durante la campaña de Portugal, donde tropas británicas al mando del duque de Willington (Arthur Colly Wellesley) destruyeron el terreno que dejaban atrás a medida que las tropas lograban avanzar.
Evolución del servicio de intendencia en México
La actuación del servicio de intendencia ha desempeñado un papel en el desarrollo y resultados de las guerras a través de la historia; su actuación, en un principio, se limitaba solo a proporcionar alimentación y abrigo a las tropas, evolucionando y desarrollándose hasta convertirse en parte fundamental de los actuales complejos y sistemas logísticos.
En México, la evolución del servicio también se ha visto materializada desde la época prehispánica hasta nuestros días, debido a la magnitud de requerimientos de apoyos que presentan las tropas del ejército y fuerza aérea mexicanos, se ha tenido la necesidad de eficientizar al máximo el desarrollo de las funciones logísticas propias del servicio, enfatizando la de abastecimientos, a través de los almacenes generales y la de mantenimiento de material y equipo de este servicio, que día con día incrementa su capacidad productiva y de recuperación.
Época precortesiana
El origen en México de nuestro actual servicio de intendencia, aparece en Anáhuac en el año de 1440 d.C., cuando el tlatoani Moctezuma Ilhuicamina, quien regía los destinos de la raza azteca, fundó en los barrios de Cuepopan, almacenes de armamento y vestuario y en el Moyotla, un almacén de víveres; los primeros quedaron a cargo del Tlacochcalcatl, especie de administrador general de los tributos del imperio y el segundo al cuidado del Tecoyahuatl, que le estaba subordinado.
Las provisiones se recibían en los almacenes por conducto del Petlacalcatl, recaudador principal de los tributos de los residentes de Aztlán y el jefe de los calpixque o recaudadores misioneros, los cuales disponían de gruesas caravanas de cargadores llamados “Tamemes” que hacían la conducción de los efectos desde lugares tan distantes como: Iximche o Guatemala que, entonces era tributaria del Anáhuac.
Los tres dignatarios, es decir, el Tlacochcalcatl, el Tecoyahuacatl y el Petlacalcatl, tenían en el ejército un rango equivalente al de general e integraban el Consejo del Tlatoani; los demás individuos afectos al servicio de tributos estaban remunerados magníficamente, pero se les prohibía, bajo penas severas, dedicarse a otras actividades.
Además del sistema de almacenamiento antes citado se contaba con un sistema periódico de distribución de víveres, armas y vestuario por parte de los Techpultlato (jefe de fracciones de 20 a 400 hombres), quienes entregaban los abastecimientos a los Achcauhtliu guerreros comunes, dicha organización se conservó en esa situación hasta el año 1521.

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