Anoche, Claudia Sheinbaum obtuvo más votos de los que tuvo López Obrador en 2018, y con mayor ventaja sobre sus contendientes que la que tuvo López Obrador en 2018. Sin embargo, ante el resultado electoral más impactante en toda la historia del país, Claudia, Morena y el INE se tardaron una cantidad de tiempo irracional para dar el anuncio oficial. Ni qué decir del "ciberataque" del que fue objeto el INE de la CDMX, y que mantuvo el sistema caído durante varias horas. Cuando este se recuperó, Clara Brugada tenía la ventaja definitiva.
Pese a que todos vimos y comentamos la participación más copiosa de la que tengamos memoria, ayer nos enteramos que, en realidad, votó menos gente que en 2018. Las casillas electorales estuvieron llenas desde la mañana. Sin embargo y en contra de toda lógica, la participación ciudadana fue de un mediocre 61%.
También vimos la naturalidad con la que los candidatos de Morena fueron hostigados e insultados en todos lados, el clima de rechazo con el que se les trató, la hostilidad con la que fueron recibidos en tantos lados. Sin embargo, no sólo ganaron la elección, sino también la mayoría calificada.
Tú viste la Marea Rosa apenas hace dos semana. Tú viste, igual que yo, que no era un fenómeno de red social. Fue una multitud que se juntó en más de 100 ciudades en todo el país o en el extranjero, y que puso en la calle a mucha más gente de la que pudo movilizar el régimen para cualquier evento limitado al Zócalo. Tú viste, además, que quienes se manifestaron en todas esas ocasiones fueron ciudadanos espontáneos, gente que no tenía más razones para salir a la calle, que su propias convicciones. Tú viste, también, que la gente que abarrotó el Zócalo en el cierre de Claudia, fueron acarreados.
Tú viste los mítines de Xóchitl, llenos, abarrotados, plenos de jolgorio y espontaneidad. Tú viste también los mítines de Claudia a medias, con gente yéndose durante los discursos, con filas de personas cuyo único interés era llegara cobrar sus 500 pesos, pasar lista y largarse.
Eso no sucedía nada más en X-Twitter. Sucedía en el mundo real, en la calle, en las plazas.
Sorprendentemente, ahora resulta que la candidata más aburrida, acartonada, sin ideas propias, y rechazada originalmente por fuertes sectores de su propio partido (¿te acuerdas cuando Marcelo Ebrard la acusaba de fraude?), resultó más atractiva y carismática que López Obrador.