Sin embargo, no se perseguía a todos, solamente a los que vivían como Cristo Jesús porque eran ellos los que atentaban contra la degradación del sistema imperante.
Por lo tanto, sólo se perseguía a los que perdonaban y servían como Cristo, a los que no consentían con la maldad, a los que estaban en contra de la esclavitud, a los que denunciaban la injusticia y la mentira.
Si hoy se levantara una persecución, no contra todos los que se dicen cristianos o están bautizados, sino contra los que en realidad siguen el Evangelio, será momento de cuestionarnos ¿te condenarían o te dejarían libre? , ¿en qué cosas concretas notan los demás que tú no eres del mundo?.
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