Los bienes materiales seducen con mucha facilidad el corazón de las personas. La verdadera riqueza, según Jesús, es ser generoso con los demás, como el Padre lo es con todo el mundo. Poner confianza en las riquezas significa falta de cordura, de sabiduría. Quien pone el corazón en el dinero tiene en muy poca consideración la vida humana, la vierte al fracaso más absoluto. De hecho, la experiencia nos lo dice: quien se encierra en él/ella mismo/a y en sus bienes, en su mundo, se pierde lo mejor de la vida.
13 Uno de entre la gente dijo a Jesús: –Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. 14 Jesús le contestó: –Amigo, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? 15 También dijo: –Guardaos de toda avaricia, porque la vida no depende del poseer muchas cosas. 16 Entonces les contó esta parábola: “Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. 17 El rico se puso a pensar: ‘¿Qué haré? ¡No tengo donde guardar mi cosecha!’ 18 Y se dijo: ‘Ya sé qué voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes en los que guardar toda mi cosecha y mis bienes. 19 Luego me diré: Amigo, ya tienes muchos bienes guardados para muchos años; descansa, come, bebe y goza de la vida.’ 20 Pero Dios le dijo: ‘Necio, vas a morir esta misma noche: ¿para quién será lo que tienes guardado?’ 21 Eso le pasa al hombre que acumula riquezas para sí mismo, pero no es rico delante de Dios.”
Una característica del evangelio de Lucas es su sensibilidad hacia los pobres y su desconfianza ante las riquezas. Esta narración evangélica nos muestra la postura de Jesús hacia los bienes de la tierra.
Ante una disputa familiar por muerte de una herencia, Jesús expresa de forma clara su advertencia: ¡Atención! Guardaos de toda ambición de poseer riquezas... porque los bienes no le podrían asegurar la vida. Esta enseñanza es ilustrada con una parábola.
Actualmente con la pandemia del Covid-19 nos queda claro que ni todo el dinero del mundo te puede salvar de no contagiarte o en el peor de los casos salvar tu vida.
Existe multimillonarios en el mundo que en un descuido pueden ser víctimas, pero en este evangelio de Lucas, son los pobres quienes tienen un lugar importante en la vida de Jesús.
De qué puede servir tanto dinero, tanta fama si el covid-19 de un momento a otro te mata.
Pareciera que vivimos en tiempos de Moisés y las plagas, donde muchos murieron por no hacer caso a Dios, mientras que el pueblo de Dios era protegido.
¿De qué le sirve a un político aspirar a ser candidato y pelear con todos a grado de levantar falsos contra su prójimo si muere está noche?
Hay que vivir este día como si fuera el último, respetando las leyes divinas, compartir la mesa, amar al prójimo con todos sus defectos.
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