domingo, 20 de abril de 2014

PECATAS MINUTAS

Por: Prof. Gilberto Moreno Larios
Loncho vs Mario
No es la primera vez que se enfrentan en la vía pública Leoncio Morán (exdiputado federal, ex presidente municipal y excandidato a gobernador por el PAN) y nuestro gobernador Mario Anguiano. Locho no deja pasar oportunidad, cuando lo tiene enfrente de gritarle y echarle en cara un sartal de injurias y reproches que se saca de la chistera. Esta vez fue en el jardín Libertad donde le gritó en público que era un corrupto y que, según él, había desaparecido de la administración del ayuntamiento capitalino la cantidad de 100 millones de pesos. 
El gobernador, igual como en las ocasiones anteriores, se vio mal, con el rostro descompuesto por la pena que le ocasionó el altercado, contestándole a media voz y con una sonrisa que parecía más bien un gesto de llanto.
Los hechos: Enfrente de la catedral, se preparaba la cabalgata para salir al santuario de la virgen de Talpa, Jalisco, como todos los años lo hace nuestro católico gobernador. 
Antes de subirse a su brioso corcel se dirigió a los manifestantes de la Universidad de Colima quienes le solicitaban ser escuchados por las demandas que estaban planteando. El gobernador se acercó al grupo de manifestantes y con su característica parsimonia, les dijo, queriendo aparentar un carácter campechano y dicharachero, que está muy alejado de la realidad: “Si alguien los quiere, si alguien los quiere, hijo e’ la chingada, ese soy yo…” Así, el señor gobernador cometió el gravísimo error de enfrascarse en los dimes y diretes ocasionados por los reclamos que le espetaban los universitarios. En el momento de la discusión, apareció el señor obispo para despedirlo con un abrazo en su santo trayecto. En eso estaba cuando salió de la multitud, el acérrimo rival quien con una sonrisa burlona le dijo en tono calmado pero con fuerte: “Ustedes son unos corruptos, gobernador”. Y así le repitió hasta el cansancio varias veces que era corrupto y que en su administración se habían desaparecido cien millones de pesos. El gobernador comenzó a cascabelear y atino a contestar apenas en un tono apagado, hasta que optó por cortar por lo sano y abandonó el lugar, aduciendo que así no se podían arreglar las cosas. Mientras Locho se quedaba gritándole que era corrupto y diciéndole corrupto a todo aquel que se le acercaba.
Inmediatamente la noticia corrió como reguero de pólvora en dos direcciones. Unos apoyando al gobernador y otros apoyando a Locho y asegurando que Mario Anguiano andaba ebrio por su coloquial expresión al llegar con los manifestantes. Pero si no queremos tomar partido en los acontecimientos, podemos juzgar que ambos estuvieron fuera de lugar. El gobernador no debe enfrascarse en discusiones de banqueta. Si en verdad tenía interés en escuchar a los quejosos, los hubiera pasado a las oficinas del gobierno, estaban a escasos 50 metros, y tratar cualquier asunto que le plantearan. Además, su fuerte no es la discusión, no sabe defenderse de los ataques o los reclamos. Su característica no son las frases populacheras, él siempre ha dado la imagen de un hombre formal, serio, tranquilo; entonces si alguien lo escucha mentando madres, lo primero que se le ocurre decir es que andaba borracho, y de ahí se están agarrando los depredadores para satanizarlo.
Por otro lado, Locho es marrullero, temperamental, colérico, pero sabe gritar y discutir, sabe defenderse como gato boca arriba. En los años que estuvo de diputado federal se dio varios encontronazos con Fernández Noroña, que le sirvieron para forjar un carácter cínico y desvergonzado. Pero esas acusaciones tan fuertes que hace las debería fundamentar y exponerlas ante las instancias correspondientes, así el pueblo le aplaudiría y ganaría simpatizantes para la causa que quiere encabezar.
Por lo tanto los dos se vieron muy mal, uno le quiso hacer al campechano y no le salió, el otro le hizo al loco y le salió muy bien.
El gobernador que arregle los asuntos en la oficina, y con un lenguaje apropiado, porque un día le van a sacar un susto, las turbas enardecidas no respetan rangos. Esta vez los universitarios se portaron a la altura, pero no siempre va a contar con esta garantía.
Locho que se deje de payasadas, si tiene pruebas que las presente. La gente quiere resultados favorables, no quiere ver escenas chuscas como la acontecida el viernes 11 del presente.

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