Héctor Raúl Avila Vázquez
Periodista
SIMPLE encuesta amañada, permitió a Elías Lozano Ochoa definir su rumbo informativo. Me recuerda las palabras de su
jefe superior: “Si la prensa ‘fifí’ todos los días, un día sí y el otro también se dedican a cuestionar y a veces a calumniarnos, todos los días, como sistema – porque hay una línea editorial en contra nuestra, no desarrollada a partir del pensamiento de cada periodista, de cada escritor, sino una consigna de parte de los dueños de los medios, del director, de un medio, de un periódico, una consigna a todos–, pues entonces tenemos el derecho de decir: existe esa prensa conservadora, ‘fifí’.
Y es lo único que hacemos, señalarlo”.
Y así, determinó suspender lazos comerciales con quienes durante muchos años, ha sido enlaces entre gobierno-pueblo para la solución de los problemas cotidianos.
Con el acuerdo de Wendy Juárez, su directora de incomunicación social, eligieron a quienes consideraron “lo mejor del periodismo”, sin analizar el histórico trayecto del decano reconocido en la región y el Estado de Colima por su objetividad, permanencia, presencia y penetración popular, que deja huella en la historia de Colima..
Continuamos con la labor sin cortapisas, con mayores bríos, esperanzas del cambio verdadero y no simulado, lejos de confrontaciones y de desinterés, de desunión, como hoy ocurre en la casa de Medellín 280.
Su padre Elías Lozano Merino, ferviente impulsor del periodismo independiente, jamás negó la mano y mucho menos abandonó a los amigos.
Si como lo señaló Lozano Ochoa, no es simpatizante de chismes ni de grillas, ya vive esos momentos, generado por su opacidad, su incomprensibe actitud, su oquedad en su compromiso con la institución que representa.
Y le lloverá más en su transitar, pues su forma de gobernar ya marcó el parteaguas; fiel émulo de Amlo, un día dice una cosa, y otro día la cambia.
Mientras, su conflicto con el cabildo no lo puede solucionar, y se avisoran más problemas delicados
Y miren las coincidencias.
A su llegada al aeropuerto de Mexicali, Baja California, los reporteros bombardearon con preguntas al presidente Andrés Manuel López Obrador, pero él se negó a responderles y volvió a recurrir a su frase: “soy dueño de mi silencio”.
Mientras los representantes de la prensa local se empujaban para acercarse al mandatario, una reportera de canal 66 cayó al suelo, él se acercó para ayudarla a levantarse y posteriormente le dio un beso en la mejilla, consigna la nota de Excelsior.
Los periodistas quisieron saber, si su visita a Baja California era para dar su respaldo al candidato de Morena al gobierno estatal, el empresario Jaime Bonilla.
“No, no vengo al acto”, dijo.
Luego los tachó de “prensa fifí” y manifestó que no se prestaba a entrevistas banqueteras.
Entre empujones, una periodista le preguntó si habría subsidios para la luz, él contestó molesto: “así como tú tienes derecho a preguntarme, yo también tengo derecho a no contestarte.
Soy dueño de mi silencio”.
Se le olvida a AMLO, que los particulares tienen derecho al silencio cuando son entrevistados de temas privados
Pero una autoridad emanada de elección popular, no es dueño de su silencio, porque se tratan asuntos del orden público e interés social.
El presidente de la República debe cumplir irrestrictamente con el derecho a la información.
De lo contrario si capotea con la retórica, es más de lo mismo.
No se presta a "entrevistas banqueteras" porque está fuera de su zona de confort, y desde luego que ante la presión, revienta y empieza a insultar.
Para él, todos los que no le caen bien son "Fifi”, claro insulto a quienes ejercemos la noble profesión.
Ya José Manuel Mireles líder de los autodefensas, declaró su decepción y marcó el retroceso del gobierno Morenista, mientras que el poeta Javier Sicilia, se siente traicionado.
Los anteriores gobiernos “eran cínicos, ya sabíamos que no les importaba”, pero en el caso del AMLO, recuerda que se comprometió a hacerlo de forma distinta y “no nos cumplió, nos traicionó”,acotó Sicilia-
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