sábado, 27 de julio de 2019

AMLO el destructor...

Por: César Villa
Noticieros Avila Briceño

El Presidente López Obrador decidió cancelar el programa del Seguro Popular, que tuvo su origen en el sexenio de Vicente Fox.
Fue creado por el entonces Secretario de Salud Julio Frenk, un médico reconocido internacionalmente, y su objetivo era proporcionar servicios de seguridad social a todas las personas que no contaban con algún financiamiento de salud.
Para el 2005, el programa había logrado que todas las entidades del País se integraran a él, brindando atención con éxito. Ya en el 2017 estaban registrados entre 53 y 54 millones de personas.
Se trataba de la creación de un Fondo de 80 mil millones de pesos, para cubrir las necesidades de alta especialidad: cánceres, cuidados intensivos neonatales, infartos agudos, vih, y con el tiempo ir agregando otras enfermedades.
Cada recurso estaba etiquetado a nombre de las personas que no tuvieran ningún apoyo en gastos de salud, de esta manera los hospitales o el Instituto Nacional de Cancerología, de Nutrición, el Hospital General o el Universitario de Nuevo León se financiaban con los recursos de este Fondo destinado a atender a las personas afiliadas.
La mayor parte de este Fondo se transfería a las entidades federativas. Por fin se tenía una ley que protegía a los más desfavorecidos y especialmente a quienes padecían una enfermedad de alto costo que venía a empobrecer a la familia, pues no contaba con financiamiento social.
Cancelar este programa de atención a la salud de los más pobres, no respetar sus derechos adquiridos para necesidades básicas y urgentes, puede tener como consecuencia serios problemas legales. Sin embargo, ya hemos comprobado que para este Gobierno no tiene importancia la Constitución y se violan sus principios con el fin de alcanzar objetivos políticos.
De ahí el interés del Diputado Mario Delgado de presentar una iniciativa de ley ante la Comisión Permanente del Congreso para crear un solo organismo encargado de garantizar los servicios de salud en México: el Instituto de Salud para el Bienestar.
El objetivo consiste en crear una red integrada de servicios y que al final del sexenio se cuente con una atención de excelencia y acceso a todas las medicinas.
Es de nuevo el fantasma del Instituto del Seguro Social en un afán de combatir todo programa de los Gobiernos anteriores. ¿Cuál es la intención de formar un Instituto para el Bienestar Social? ¿Por qué no podremos respetar las políticas públicas que funcionan y lo han demostrado a lo largo de los años?
Es cierto que hay fallas que debemos corregir, por ejemplo haber transferido los recursos a los estados donde algunas de las autoridades aplicaron esos fondos en otros programas o bien se robaron el dinero. Cómo explicar el caso de Javier Duarte en Veracruz, en donde se reportó que inyectaron agua a niños con cáncer en lugar del medicamento. Eso sí merece la cárcel.
Sin embargo, en lugar de analizar y conocer los errores se crea otro Instituto para el Bienestar con más burocracia, además se cancela el anterior y con ello todos los aprendizajes, un absurdo inexplicable.
Ante funcionarios del Sistema de Salud, el Presidente anunció que desaparece no sólo el Seguro Popular, sino el cuadro básico de medicamentos para que los mexicanos tengan acceso a todas las medicinas.
Pronto veremos si esto no se convierte en un desastre, es una pérdida de años en la lucha por la igualdad de oportunidades, en especial para los más pobres.
Este Instituto se encargará de los centros de salud y hospitales de los estados que estaban a cargo de los Gobiernos locales, previo a la firma de acuerdos y el respaldo de los Gobernadores.
De nuevo centralizar para controlar, hay que esperar el desenlace, que ojalá sea positivo aunque experiencias anteriores muestran que no será así.
Además, para ofrecer la atención a la salud el Gobierno obtendrá los recursos del Fondo destinado a la Protección de Gastos Catastróficos, lo cual es indebido.
Si el Presidente analizara los hechos sin arrebatos y viviera en un mundo más racional, las decisiones serían diferentes. Llegó el momento preguntarnos: ¿cómo se entiende el bienestar?

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