sábado, 17 de enero de 2015

PECATAS MINUTAS

Prof. Gilberto Moreno Larios
Las elecciones que vienen 

Hasta este momento, el Partido Revolucionario Institucional no ha decidido cuál será su candidato a la gubernatura del Estado. Aunque ya empieza a vislumbrarse una luz al final del túnel y de los diez que había ya solamente quedan dos o tres.
Dada la fuerza que le caracteriza al partido en el ámbito local, es seguro que, el que resulte candidato será un fuerte prospecto a ocupar la silla de Mario Anguiano pues de los otros partidos no se ven rivales serios para pelearle al que resulte agraciado por el Tricolor. Luego entonces, cualquiera que resulte ungido tendrá las mismas posibilidades de ganarse el puesto, llámese Federico, Ignacio o algún otro que apareciera de entre los diez iniciales dando la sorpresa o haciendo la chica como dicen los comentaristas de futbol. 
Se habla mucho de que Mario Anguiano apoya al profesor Federico Rangel y de que el PRI nacional apoya a Ignacio Peralta. Será el sereno. Lo único cierto es que el PRI en el estado de Colima tiene tanta fuerza que se dio el lujo de preseleccionar a diez gentes de las cuales hasta el más molacho mastica tuercas. Hombres (8) y mujeres (2) a cual más de fogueados en las trincheras de la política, sin duda puros gallos jugados y gallinas de pelea. 
Pero eso no es lo importante del tema de hoy, lo que llama la atención y mueve a reflexión a propósito de los comicios que se avecinan es el problema que le espera a quien resulte ganador en las elecciones. Cómo le va hacer para resolver el endeudamiento que se acrecentó durante los últimos seis años; la inseguridad que data del sexenio de Silverio Cavazos y que no se le ve solución alguna; con qué dinero van a echar andar la obra pública, si las arcas estatales están vacías. 
Al nuevo gobernador le va a tocar empezar de cero, o mejor dicho le va a tocar empezar de menos cero porque va a tener que enfrentar un desfalco de casi tres mil millones de pesos que nadie sabe en que se gastaron ni a donde fueron a parar. Así, el actual gobierno deja una herencia maldita que será imposible de resolver. El afortunado se llevará la rifa del tigre.
Quizás Mario Anguiano está haciendo el intento por emplazar en la gubernatura estatal a una persona de sus confianzas, que le cuide las espaldas cuando él ya se haya ido, que tape los hoyancos que se hicieron en seis años de mala administración, igual como él lo hizo con su antecesor.
Será muy difícil que el gobernador encuentre a esa persona con semejantes características, tendría que encontrarse a otro Mario Anguiano, es decir, otro que fuera noble, callado, fiel, indeciso, taciturno, amigo y leal hasta lo indescriptible, cualidades que Silverio Cavazos encontró en el oriundo de Tinajas, por lo que defendió su candidatura hasta el grado de echarse mil broncas con el PRI nacional.
Mensaje para el gobernador: Ya no hay hombres así como tú, Mario, a Silverio le tocó la suerte de contar contigo, pero tú, no puedes confiar en nadie, porque todos son viejos lobos de mar que cuando lleguen arriba te van a lanzar de cabeza al despeñadero. 
Para bien de la ciudadanía colimense, sinceramente, dudamos mucho que la historia se repita. No creemos que el ganador siendo del PRI o si se diera una sorpresa de otro partido, proteja los desfalcos ocasionados por los últimos dos gobernantes. El que llegue sea de donde sea, va a sacar a flote todas las atrocidades cometidas, a no ser que sea un “agachón” y se siente muy tranquilamente en la suciedad que le dejaron otros.
El profesor Federico, ahí donde lo ven de modosito y bien portado, no tiene nada que ver con el carácter presbiteriano de Mario Anguiano. Rangel es vengativo y duro, no le importa pasar por encima de los que le estorban.
Nacho Peralta ni se diga, con una personalidad más abierta, mostrada en esa sonrisa franca y desparpajada, no tiene nada de bonachón y buena gente. De tal manera que no le auguramos nada bueno al hombre cándido y puro que nos gobernó durante los últimos seis años.
Y si es de otro partido será peor, no veremos rodar la cabeza de Mario porque no estamos en la época de la guillotina.

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