jueves, 21 de mayo de 2020

Lectura, salmo y evangelio de hoy jueves 21 de mayo del 2020

VI jueves de Pascua.

Lectura de hoy. Hechos 18,1-8:
En aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Aquila, judío natural del Ponto, y a su mujer Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma. Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a trabajar en su casa; eran tejedores de lona. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, sosteniendo ante los judíos que Jesús es el Mesías. Como ellos se oponían y respondían con insultos, Pablo se sacudió la ropa y les dijo: "Vosotros sois responsables de lo que os ocurra, yo no tengo culpa. En adelante me voy con los gentiles." Se marchó de allí y se fue a casa de Ticio Justo, hombre temeroso de Dios, que vivía al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios que escuchaban creían y se bautizaban.
Salmo 98(97).

(R). "El Señor revela a las naciones su victoria".

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. (R).

El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. (R).

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. (R).
Aclamación del Evangelio de hoy 21 de mayo.

¡Aleluya, aleluya! Te enviaré el Espíritu de la verdad, dice el Señor; él te guiará a la verdad completa. ¡Aleluya! (Cfr. Juan 17,7.13)

Lectura del Evangelio
 Juan 16,16-20
VI jueves de Pascua.
(Todas tus tristezas se transformarán en alegría):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver". Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: "¿Qué significa esto que nos dice: "Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver"?. ¿Y que significa: Yo me voy al Padre?". Decían: "¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir". Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: "Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: "Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver". Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en alegría". Palabra del Señor.

Reflexión del Papa Francisco del Evangelio de hoy.

La lectura del Evangelio de hoy nos invita insistentemente a la alegría. Bastan algunos ejemplos:
"Alégrate" es el saludo del ángel a María". (Lucas 1,28)
La visita de María a Isabel hace que Juan salte de alegría en el seno de su madre (Lucas 1,41). En su canto María proclama:
"Mi espíritu se estremece de alegría en Dios, mi salvador". (Lucas 1,47)
Cuando Jesús comienza su ministerio, Juan exclama: "Ésta es mi alegría, que ha llegado a su plenitud". (Juan 3,29)
Jesús mismo se llenó de alegría en el Espíritu Santo (Lucas 10,21). Su mensaje es fuente de gozo:
"Les he dicho estas cosas para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría sea plena". (Juan 15,11)
Nuestra alegría cristiana bebe de la fuente de su corazón rebosante. Él promete a los discípulos:
"Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en alegría". (Jn 16,20)
E insiste:
"Volveré a verlos y su corazón se alegrará, y nadie les podrá quitar su alegría". (Jn 16,22)
Después ellos, al verlo resucitado, "se alegraron". (Jn 20,20).
El libro de los Hechos de los Apóstoles cuenta que en la primera comunidad "tomaban el alimento con alegría" (2,46). Por donde los discípulos pasaban, había una gran alegría (8,8), y ellos, en medio de la persecución, "se llenaban de gozo" (13,52).
Un eunuco, apenas bautizado, siguió gozoso su camino (8,39), y el carcelero "se alegró con toda su familia por haber creído en Dios" (16,34). ¿Por qué no entrar también nosotros en ese río de alegría? (Exhortación apostólica "Evangelii Gaudium", La alegría del Evangelio)

Oración para el Evangelio de hoy.

Señor, quiero pedirte que llenes de paz mi corazón y me hagas caminar confiado en este día a través de toda circunstancia que se me presente.
Tú me invitas a la alegría, a que guarde la esperanza y que, en medio de las pruebas, me mantenga firme, pues tu Palabra es promesa de vida y de gozo.
Tú puedes transformar todo lo amargo en gozo. No hay problema o situación en esta vida que no pueda ser superado a través de la fuerza de tu amor.
Tú eres mi mayor alegría. Te pido perdón por todas las veces en que me olvidé de tu Palabra y le di mayor peso a mis problemas y adversidades.
Quiero que mi corazón se llene de tu amor, quiero verme rebosado de Ti y sentirme capaz de enfrentar los retos viendo un sinfín de posibilidades.
Ven y calma toda ansiedad culpable de mis quebrantos. Que tu gracia sea la que me haga vencer todos mis miedos y recuperar así la paz y serenidad.
Te confío mi vida, todo mi ser, todas las potencias que has sembrado en mí, para que, con la presencia poderosa de tu Espíritu, nada me derrote.
Ven con tu Luz poderosa y enséñame los caminos a recorrer y así encontrar la verdadera paz que sólo tu alegría es capaz de darme para siempre. Amén

Propósito para hoy.

Rezaré por el Papa Francisco, Obispos, Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y Misioneros, para que puedan cumplir con alegría su labor ministerial.

Frase de reflexión.

"Dios no estará solo cuando nos reciba en el Paraíso: también estarán las personas con las que hemos compartido, administrándolo bien, todo lo que el Señor ha puesto en nuestras manos". Papa Francisco

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