“No puedo declarar” dijo el ex gobernador del estado Fernando Moreno Peña, a los medios de comunicación cuando estaba a punto de subirse a su camioneta tras haber sido testigo de la toma de protesta del nuevo cuadro de la dirigencia estatal del PRI.
Esta es su primera aparición en público a menos de un mes del atentado que sufriera en octubre mientras desayunaba en un restaurante al norte de la ciudad capital.
La llegada de Moreno Peña tomó por sorpresa a los militantes quienes al arribo éste por la puerta izquierda del casino de los Burocrátas, en Villa de Álvarez, se lanzaron sobre el líder priista para saludarlo y tomarse la acostumbrada foto.
Sin embargo, el estricto cuerpo de seguridad, de por lo menos seis guardias y su hijo Fernando, solo permitieron a algunos cuantos el acercársele puesto que aún era evidente su brazo lesionado.
Esto no causó que los priista gritaran al unísono el nombre de quien había sido atacado mediante cuatro balazos el pasado 12 octubre, incluso fue más fuerte la ovación para Moreno Peña, que para el mismo Nacho Peralta.
Ya sentado frente al templete, se limitó mostrar su acostumbrada sonrisa mientras escuchaba a Manlio Fabio Beltrones y cruzar pocas palabras con quienes estaban a su lado, mientras que los militantes se acercaban uno a uno, para saludarlo.
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