martes, 14 de enero de 2014

CAFE CON PIQUETE

Lic. Néstor Raúl Avila Martínez.-
Que tan cierto es el pensamiento mayoritario respecto a que el apego al dinero destruye la familia. 
Que tan trascedente es, que el Papa Francisco el pasado 21 de octubre en su homilía, alertó a los católicos sobre las conse cuencias para quienes tienen obsesión con el dinero.
En cuanto a la relación de las personas con el dinero, éste es un problema de todos los días. Se llega a saber hasta en nuestro barrio de familias destruidas a causa del dinero.
Cuando una personas tiene demasiado apego al dinero, destruye su familias y al mismo tiempo él se devasta.
Saber utilizar éste recurso económico puede dar muchas cosas buenas, puedes tener y convertirte en empresario para ofrecer tantos trabajos para desarrollar la humanidad, pero cuando el corazón del hombre se apega tanto, se destruye.
Jesucristo, relata la parábola del hombre rico, que se ha dedi cado a vivir en la acumulación de tesoros para sí mismo, sin enriquecerse ante Dios.
Como respuesta Dios advierte que debemos estar lejos de la codicia, porque nos hace mal, porque en cada momento se piensa en tener más, tener más y tener muchos más, hasta llevarte a la idolatría y destruir la relación con los demás.
Y no es el dinero, sino la actitud, que se llama codicia la que puede destruirnos.
Además la codicia enferma, porque hace pensar sólo en función al dinero, llega al final a convertirse en lo más importante de la vida, se convierte la codicia en un instrumento de idolatría, porque va por el camino contrario al que ha hecho Dios con nosotros.
Considero que no es malo el dinero porque el mismo San Pablo dice que Jesucristo, que era rico, se ha hecho pobre para enriquecernos a nosotros, porque ese es el camino de Dios, la humildad para servir a nuestro prójimo.
La avaricia al dinero nos empobrece en el espíritu, llega hasta hacernos creer que somos dios por la vanidad, es una idolatría y por esa razón Jesús nos dice cosas tan duras y por ello nos aclara que no se puede servir a dos amos, que el hombre debe servir a Dios o al dinero pero nunca a ambos.
El Creador nos ha enviado el mensaje divino de no preocuparnos porque conoce nuestras necesidades, que nos abandonemos en él ya que tiene el poder para florecer los lirios del campo y da de comer a las aves, que ni siquiera se deben preocupar por lo que van a vestir, calzar o comer.
Son tan fuertes las palabras de Dios para ese hombre rico que continuaba pensando en su riqueza, el Señor sólo dijo ¡Necio esta noche se perderá tu vida!
Por otro lado existen personas que poca importancia le dan al dinero, pues aseguran que viene y va y es para gastarlo, sin embargo, es importante saber administrarlo para una mejor distribución en el hogar, no es aceptable gastar en el vicio y perdición a fin de acabo no hay que tenerle amor al dinero, no simple y sencillamente se trata de no apegarnos al dinero, pero también utilizarlos bien, pues como todos sabe mos el dinero nos sirve para comprar alimentos, medicina, pagar la escuela, la gasolina, etc.
Por último, creo que México tiene muchos cristianos, porque la mayoría somos pobres y otros más viven en extrema pobreza, sin saberlo y sin quererlo, no amamos el dinero, pues ni lo tenemos, otros, unos cuantos se encargan de eso, y poquito que pasa por nuestras manos se ha ido en los aumentos de canasta básica, gasolina, gas, luz y otros tantos impuestos más que hay por pagar.
Pero si algún día gobernara la honestidad, la transparencia y que en verdad el poder sirve a la gente, recuerde que amar el dinero es malo. 
Buen día, nos leemos el Sábado.

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