lunes, 28 de enero de 2013

Columnista del periódico Alacrán

El Quijote Moderno
Desde que asumió su cargo como diputado local en septiembre de 2009, el profesor Nicolás Contreras Cortés asumió una actitud protagónica y un desmedido afán por sobresalir en todo.
Debido a eso, criticamos en su momento, la forma como se despeinaba ante sus compañeros diputados defendiendo posturas que parecían ilógicas, sin sentido; alentadas sólo por el deseo de distinguirse de los demás y dar de que hablar. 
Quizás por ser emanado de ese absurdo amasiato formado entre el SNTE y el gobierno local (PANAL-PRI), no nos daba buena espina, y esa actitud combativa la suponíamos como una ridícula doble cara para robar cámara a sus compañeros integrantes de la LVI Legislatura Local.
Afortunadamente estábamos equivocados. Nico, como lo conoce toda la gente, realizó una labor legislativa como pocos lo han hecho en el Congreso Local; fue un diputado auténtico, un verdadero representante del pueblo. Señaló con índice de fuego las injusticias, las malas jugadas, los cochupos y los embrollos del gobierno; votó en contra de todo lo que afectara los intere ses populares; impulsó iniciativas de ley a favor del pueblo; en fin, se convirtió en un auténtico luchador social desde esa magna trinchera que es el Poder Legislativo local. 
Las ocasiones que me tocó estar en la sala del H. Congreso, por pura curiosidad, para ver cómo trabajan nuestros representantes, siempre lo vi en mangas de camisa, vestido de manera informal como cualquier ciudadano, mientras los demás andaban trajeados, muy elegantes de acuerdo a su imponente investidura.
Era el primero en llegar y el último en salir de las sesiones. Su lugar estaba semi aislado de los demás, casi nadie de sus colegas quería estar cerca de él, prácticamente lo veían como apestado porque a todo mundo acusaba y rebatía (cuando era necesario). 
Detrás de su figura desgarbada y de su pelo indómito como de muñeco de ventrílocuo, (perdón por la comparación), y detrás también de sus gruesas gafas se esconde un auténtico “Quijo Moderno”.
Como es de todos sabido, Nico contendió por la alcaldía de Colima ni más ni menos que en contra de su cuñado el profesor Federico Rangel (la esposa de Federico es hermana de Nico). 
Obviamente, la maquina arrolladora del PRI en Colima se llevó el triunfo por una mayoría aplastante.
Al ser expulsado del PANAL y no tener cabida en el PRI, el PRD lo “cobijó” y lanzaron su candidatura, que de antemano se sabía era poco menos que imposible ganar, dado el carisma, la popularidad de Federico y el apoyo incondicional de una cantidad enorme de maestros y trabajadores del SNTE y de la Secretaría de Educación.
La vieja maquinaria del nuevo PRI, lubricada con aceite sintético del más moderno, le quitó a Nico los sueños de ser alcalde de Colima; pues él, con los escasos recursos que le proporcionó el PRD y algunos de sus incondicio nales, apenas logró elaborar artesanalmente unos abanicos morados y amarillos, el color de su campaña, para repartir entre sus escasos seguidores; mientras “Fede” regalaba playeras, bolígrafos, mandiles y pegaba publicidad por toda la ciudad. 
Nico perdió la oportunidad de ser presidente municipal, pero la capital del Estado perdió la oportunidad de tener a un auténtico político, que velaría por los intereses del pueblo.
Hoy, es regidor del H. Ayuntamiento de Colima, un encargo de menor relevancia que el de alcalde, pero desde el cual sigue peleando para que los personajes de la política que están arriba, hagan bien las cosas. 
Es sin duda, una piedra en el zapato del profesor Federico que con todo el lazo familiar que los une, hoy está sufriendo los embates de Nicolás Contreras que desde su puesto sigue poniendo en jaque al que se le pone en frente. Sigue luchando contra los molinos de viento y los ejércitos de borregos que forman parte de la política municipal y estatal. 
Continúa su lucha quijotesca, en lugar de hacerse huaje como lo hacen muchos. En fin, Nico es un político que sí trabaja y que sí desquita el sueldo, no como otros.

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