Párroco de Santa Cecilia Jesús Mendoza Aguilar |
Texto: Néstor Raúl Avila Martínez
Vídeo youtube Sangra y Agua
Tecomán, Colima (Noticieros Avila Briceño).- En la homilía de hoy por parte de nuestro párroco Jesús Mendoza Aguilar consiste en "nunca despreciar al hermano".
En la celebración eucaristica de este domingo 27 de octubre del 2019 nuestro sacerdote católico enfatizó: "Hermanos, hermanas: estamos en un tiempo donde en todo se hacen diferencias, estamos en un mundo marcado totalmente por las diferencias, muchas veces esas diferencias empiezan desde nuestras casas, desde nuestras familias, al niño que es bueno para la escuela se le premia y al que es más o menos se le dice que no sabe, la diferencias se va dando en todos los aspectos de la vida... siempre está lo de premiar a los mejores..."
Dijo que son muy marcadas entre nosotros estas diferencias, que incluso hay cristianos que sienten el derecho para juzgar por las apariencias, caemos en "criticar, destruir o juzgar".
Expresó que el evangelio de hoy nos hace una gran llamado, primero a que no haya diferencias entre nosotros, segundo: no juzgar a los demás por lo que vemos, sin conocer ni saber cuál es la situación o el interior de la persona.
Continúa el mensajero de Dios: "Creo que ésta es una gran enfermedad que hoy estamos cargando en todos los campos de la vida, el creerme mejor que los demás, el creer que yo tengo la razón en todo, el ser capaz de juzgar a los demás por su forma de hablar, por su forma de vestir, por sus actitudes, por sus palabras, por su forma hasta de peinarse muchas veces, que triste es cuando la soberbia me hace pensar que yo estoy bien, que yo soy bueno, que yo soy perfecto, y saben que es lo peor, que muchas veces así nos presentamos también ante Dios..."
Luego explicó la oración entre un fariseo y el pecador, pagano de la cual Jesús hace una conclusión, porque el pagano le hace una oración: "Señor ten compasión de mí, que soy un pecador".
El fariseo no tiene vergüenza para darle gracias a Dios porque no es como los demás, se siente diferente. Pertenece a una clase mejor y más alta. Se siente justificado porque ayuna dos veces por semana y paga el diezmo de todo lo que tiene.
El publicano, es oficialmente un pecador. Todo el mundo lo sabe. Él también. No tiene nada que presentar ante Dios. Basta con recordar la forma como la gente le mira para imaginarse como Dios lo mira también. Pero va al templo.
En este sentido el presbítero Mendoza Aguilar invita a la reflexión y que el evangelio nos anima, nos aliente a no criticar a nadie, que sea quien sea, piense como piense, que yo siempre busque la presencia de Dios en cada hermano y en lugar de criticarlo ayudarle, aceptarle y juntos buscar caminos de solución, de paz, de armonía, de convivencia, entre todos nosotros.
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