Prof. Gilberto Moreno Larios.-
Gasolinazos eternos
Según los dos últimos gobiernos federales actual y anterior, la polí tica económica se está “saneando” desde que se implementaron en diciembre de 2009, los aumentos controlados a las gasolinas y al diesel, porque se está reduciendo el subsidio que el gobierno destina para estos rubros, el cual alcanzó los 22 mil millones de pesos en 2012.
Es decir, el gobierno está ahorrando 11 centavos en cada litro de combustible, porque ahora lo está pagando Juan Pueblo, aunque ellos digan que los que se perjudican con tal medida sean los más ricos, los que tienen más autos y por ende, los beneficiados con el subsidio sean las clases privilegiadas.
Tal razonamiento mueve a risa, toda vez que cualquier cosa que aumente y se tenga que pagar del bolsillo, obviamente que afecta y menoscaba a nuestro nivel de bienestar, cada vez más deteriorado.
La triste realidad es que la situación no se puede arreglar de un plumazo.
Pemex importa combustibles a precios muy por encima de los que pagamos los consumidores, entonces, al subsidiarlos y vendérnoslos más baratos, la diferencia entre ambos precios se expresa como ingresos negativos.
Ya no tenemos petróleo para dar y repartir como teníamos antes, pero todavía nos quedan reservas y algunas esperanzas de que en las aguas profun das del Golfo, encontremos más; lo malo es que lo seguimos vendiendo de la misma manera de como lo hacíamos a principios del siglo pasado, como materia prima a las grandes potencias industriales y ellos nos siguen vendiendo productos refinados (aceites, gasolinas, turbo sinas, etc.) a precio de oro, porque no hemos salido del subdesarrollo industrial, al menos en la rama de la petroquímica, seguimos en pañales y gateando.
Todo por las políticas erráticas que hemos padecido.
Primero con los gobiernos revolucionarios, después con los de la derecha y ahora con un PRI renovado, pero ninguno ha sido capaz de meter en cintura al sindicato petrolero, principal lastre y saqueador de Petróleos Mexicanos, cuyo líder Carlos Romero Deschamps, se da el lujo de regalarle a su hijo un automóvil Enso Ferrari de dos millones de dólares (25 millones de pesos).
Por eso no hay dinero para invertir en refinerías que produzcan gasolina barata, y el gobierno tiene que hacer el honroso sacrificio de subsidiarla.
Con el gobierno de Peña Nieto al igual que como pasó con el gobierno de Vicente Fox, se creyó en forma generalizada, que las cosas irían mejor, pero nos estamos dando cuenta que no, la desilusión nos está llegando muy rápido, apenas con escasos 9 meses de gobierno neo priista.
Antes, los diputados del PRI locales se rasgaban las vestiduras defendiendo al pueblo que tenía que pagar cada vez más por el aumento mensual a los combusti bles. Ahora, guardan un silencio sepulcral y no quieren tocar el tema, o justifican la medida desde su humilde posición.
La reforma energética nos promete el oro y el moro, de concre tarse no sabemos cuáles serían sus alcances.
La apertura a la inversión privada extranjera, sólo habla de que no fuimos capaces, de desarrollar una industria propia para aprovechar al máximo esa riqueza petrolera en la que estuvimos aposen tados durante tantos años.
Si Lázaro Cárdenas viviera, se moriría de vergüenza al ver como se dilapidó ese maravilloso recurso que nos dio la naturaleza.
La mentada reforma energética no es más que un burdo retroceso, esa es la cruda realidad y parece que es la única salida.
Nos vamos a regresar a la década de los 30s del siglo pasado, vamos a dejarle el petróleo a los extranjeros porque nosotros no aprendimos a refinarlo en 75 años de tenerlo expropiado; tam poco tenemos los recursos para desarrollar la industria petroquímica porque el dinero se gastó a manos llenas durante 75 años de malos gobiernos y pésimos líderes petroleros.
Por eso se le está dando tanta vuelta al asunto, porque nadie quiere reconocer que vamos a volver al pasado.
Son pues, Pecatas Minutas....
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