COLUMNISTA: GABRIEL MACIAS BECERRIL
Carentes de figuras relevantes, algunos nostálgicos, han adoptado a Nachito como su abanderado para reconquistar el poder que antes tuvieron y cuyas cenizas aún les alimentan sus torcidas ambiciones. Van con todo.
Digo, con todo lo que tienen, que no es mucho para la tarea que han emprendido, probablemente por la irreflexión que no les permite hacer recuentos objetivos de sus reales limitaciones.
Mediante una versión sumamente ampliada en el calendario de las tradicionales fiestas de mayo de Manzanillo, -que, por cierto, mucho habla del colmillo adquirido por el edil porteño, Virgilio-, obtuvieron el foro que querían para hacer la presentación protocolaria.
Estuvieron los que estuvieron, pero no juntos ni iguales, sino cada quien por sus motivos.
Nachito congregó en una gran fiesta a los más destacados integrantes de la política organizada.
Ahí estaban los “exs”, los “ins” y los “outs”, los del pasado, los del presente y los del futuro, los de derecha, los de izquierda y los modositos moderados, los del capital y los del trabajo, los deudores y los acreedores, los arrieros y los arriados, los medios de comunicación tanto libres como hipotecados, los próceres tropicales y los más destacados mártires de nuestra democracia, que han dedicado el 60 por ciento de sus vidas, a servir de diputados y senadores en forma intermitente sin ninguna queja.
Estaban casi todos los de la clase gobernante y de los que no estuvieron, quedó constancia que ofrecieron oportunamente sus disculpas a la familia del homenajeado.
No obstante, la gente normal, la que trabaja cotidiamente en sus asuntos, que son cosa también normal, no “razones de Estado”, se ha de preguntar: ¿por qué tanto alboroto? ¿Pues qué ha hecho Nachito para ser ahora tan popular, si cuando fue alcalde de Colima salió con menos amigos de los que tenía cuando entró?.
Cualquier avezado político colimense respondería: “¿Qué te pasa? ¿Qué no sabes que es amigo de Luis Videgaray?.
Una respuesta tan contundente debería dejar callado a cualquier irreverente, pero, la verdad a mi no, -con perdón de Nachito, a quien aprecio como persona y respeto en su viacrucis- ya que nunca me ha satisfecho el mérito de ser amigo de fulano de tal, como argumento para alcanzar ninguna responsabilidad que afecte el interés colectivo.
¿Y qué sucederá si el señor Videgaray abandona su cargo antes de favorecer las intenciones de tanto circunstante, o le dan paperas en el momento crucial y pierde esa supuesta capacidad de ser el fiel de la balanza, por las razones que sean?
Me parece el desbordamiento de demasiados entusiasmos prendidos, únicamente a los delicados alfileres del favor de un señor que actualmente maneja algo tan incierto y nebuloso en este momento como la economía nacional.
Quienes buscan con intenciones realmente honestas que Nachito nos haga el favor de gobernarnos , deberían argumentar algo más serio, porqué si su único mérito es ser amigo de Videgaray, pues lo más práctico sería prescindir de los intermediarios y que nos gobernará directamente el susodicho señor Videgaray.
O algún otro amigo de él de más nivel, que seguramente los debe tener.
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